Argentinos a las cosas

Botón de muestra

Un dicho famoso señala que “para muestra basta un botón”. La historia de la prosperidad económica de nuestro país y su decadencia la podemos ver reflejada en un pueblito emprendedor y laborioso.
A fines del siglo XIX, cuando la Argentina era un país ganadero e importaba trigo de Chile, allí se comenzó a sembrarlo. Le fue tan bien que lo llamaron “Pueblo del Molino”. De esa zona eran los famosos caballos criollos “Gato” y Mancha” que llegaron a Nueva York y volvieron.
Más tarde el ferrocarril los unió a la costa y pudieron exportar al mundo las cosechas de trigo. La Bolsa de Granos de Chicago lo certificó como el mejor. En los años treinta era también el mejor en productividad ya que contaba con la maquinaria agrícola más moderna.
Pero un día las cosas comenzaron a cambiar.
En 1932 el Estado Protector creó el impuesto a los Réditos (Ganancias), luego a los Combustibles y así muchos más. Después vinieron el monopolio del yute para las bolsas y la centralización de las exportaciones por una Junta Nacional de Granos. Todo esto aumentó los costos considerablemente. Pero el golpe de gracia lo tuvo en 1949 cuando el Gobierno Nacional, para abaratar el pan, subvencionó a las zonas trigueras y no lo incluyó entre ellas.
Desde entonces ya no siembran trigo, los molinos desaparecieron y hasta el que hoy sirve de Museo tuvo que ser reconstruido. Ahora exportan tulipanes, fruambuesas y otras frutas. Las cosas ya no son como antes.
Si pensabas que este pueblito se encuentra en la Provincia de Santa Fe, Córdoba o Buenos Aires, le erraste fiero porque está ubicado a más de 2.000 Km. de Buenos Aires, al sur del paralelo 43, en la Patagonia Argentina, en la Provincia del Chubut, al pie de los Andes.
Su nombre es TREVELIN (Pueblo del Molino, en galés).